Cuando los demás están de más

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Por el Arzobispo de San Juan de Cuyo, Monseñor Jorge Eduardo Lozano

“Sapo de otro pozo” es una expresión que muestra incomodidad y rechazo. Te puede pasar en un club deportivo al cual no estás unido afectivamente, en un local de ropa que no es de tu estilo, en una universidad a la cual nunca ingresaste, en una fiesta en la cual no conocés a nadie. Y si se nota demasiado es probable que te digan “vos no sos de acá”. Ampliemos la perspectiva; hay situaciones dramáticas de exclusión social. Muchos son considerados sobrantes y descartables. La sociedad que debe acogerlos y acompañarlos en su desventura, les dice “estás de más”.

El Observatorio de la Deuda Social, que lleva adelante la UCA desde hace un par de décadas, volvió a mostrarnos esta semana una realidad que golpea duro. La pobreza llegó al 55, 5% de la población y la indigencia al 17, 5%. Te propongo un ejercicio; cuando te mires en el espejo hacé de cuenta que vas a cuidar solamente la mitad de tu cuerpo, e imaginate el resultado. Eso es lo que sucede en nuestro cuerpo social.

No son números políticos o tergiversados. Son gritos de los pobres que nos mueven al compromiso y la solidaridad.

La colecta anual de Cáritas nos brinda una oportunidad única para ser amigos de los pobres y transformar esta realidad. Guiados por el lema «Tu solidaridad es esperanza», somos invitados a ir más allá del simple acto de dar. Nos llama a comprometernos profundamente con aquellos que más nos necesitan; no desde una actitud paternalista, sino desde una auténtica fraternidad que muestre cercanía.

Fijate lo que nos compartía el Papa en la Encíclica Fratelli Tutti: “Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad. Entre todos: «He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! […] Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos». Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”. (FT 8)

El llamado a ser amigos de los pobres implica una relación de igualdad y respeto. No se trata de ver a los necesitados como inferiores o como objetos de caridad, sino de reconocer su dignidad y valor intrínseco. La Madre Teresa de Calcuta nos enseñó que «hay que dar hasta que duela», subrayando la importancia de un compromiso sincero y profundo con los demás. Este tipo de generosidad no es solo material, sino también emocional y espiritual, viendo en cada persona necesitada el rostro de Cristo.

Los fondos recaudados en la Colecta Anual de Cáritas se destinan a sostener diversos emprendimientos solidarios que promueven el desarrollo humano integral. Estos programas no solo buscan satisfacer necesidades inmediatas, sino también empoderar a las personas, brindándoles herramientas y oportunidades para mejorar sus vidas de manera sostenible.

La educación es una de las claves para romper el ciclo de la pobreza. Las clases de apoyo escolar ayudan a los niños y adolescentes a alcanzar su máximo potencial académico, proporcionando un espacio seguro y estimulante donde pueden aprender y crecer. Asimismo, los talleres de capacitación laboral ofrecen a los adultos y jóvenes las habilidades necesarias para acceder a mejores oportunidades de empleo, promoviendo así la autosuficiencia y el desarrollo económico.

Otra realidad que nos golpea es que la inseguridad alimentaria alcanza al 32,2% de niñas, niños y adolescentes, y en grado severo al 13, 9%. Esto se traduce en hambre. Sabemos hasta

el cansancio que lo que no se logra como desarrollo neuronal en la primera infancia no se recupera más. Es sembrar vientos para cosechar tempestades. Por eso, en muchos barrios marginados, los comedores y merenderos de Cáritas son una tabla de salvación. No solo proporcionan alimentos a quienes más lo necesitan, sino que también crean un sentido de comunidad y pertenencia. Estos espacios son vitales para asegurar que las familias puedan tener al menos una comida nutritiva al día.

La Colecta Anual de Cáritas es un llamado a la acción y al compromiso con los más vulnerables de nuestra sociedad. Cada contribución, por pequeña que sea, tiene el poder de transformar vidas y ofrecer esperanza a quienes más lo necesitan. También podés hacer tu donación con diversos modos de pago; entrá en la página de Cáritas y fijate.

Recordemos la enseñanza de San Pablo “Dios ama al que da con alegría”. (II Cor 9, 7)