¿Cómo llegó un dictador romano a dar nombre a una ciudad de Ohio en los EEUU?

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Cincinnati, es una ciudad del estado estadounidense de Ohio y la sede del condado de Hamilton. Está localizada al suroeste del estado, en las orillas del río Ohio, que la separa de Kentucky.

Por el Lic. Prof. Fernando A. Ocampo Bravo

Dictador dícese en la RAE. “Un dictador; es en la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”. Muy en boga, actualmente en las relaciones internacionales. Nuestra cultura e historia grecolatina de occidente, repercute hasta nuestros días, en esta parte del hemisferio occidental.

La antigua república romana, gestionada por el senado, contaba con una figura llamada dictador para enderezar situaciones de emergencia, tenía carácter extraordinario. De hecho, se le conferían los plenos poderes del Estado (o casi) para hacer frente a una situación de crisis o bien emprender alguna tarea específica sumamente excepcional. Al dictador lo elegía el propio senado y el mandato duraba seis meses; si resolvía el problema antes, debía abandonar el cargo. Si el problema persistía, se nombraba a otro. El último dictador fue Julio César, pero se pasó de la raya al nombrarse dictador por 10 años; ya sabéis como acabó: apuñalado por los senadores, entre ellos Brutus (44 a.C.). Fin de la República y comienzo al cabo de pocos años del Imperio con César Augusto, emperador entre 27 a. C. y 14 d. C.

Lucius Quinctius Cincinnatus, fue un patricio (o sea, pertenecía a una de las familias fundadoras de la ciudad de Roma y por tanto senador), cónsul (puesto prominente, de carácter anual, elegido por el senado), general y dictador en dos ocasiones. Vivió entre el año 519 a. C. y el 430 a. C.

La leyenda cuenta que en la primera ocasión, con Cincinnatus ya retirado de la vida pública, estaba arando sus propias tierras cuando llegó la delegación del Senado que le llevaba la noticia de su nombramiento. Tenía que organizar un nuevo ejército y derrotar a los enemigos de Roma que habían cercado a su ejército. Logró su objetivo en tan sólo dieciséis días. Se negó a recibir cualquier tipo de recompensa, renunció a la dictadura y regresó a sus posesiones en el campo. En la segunda ocasión, ya con 80 años, desmanteló una conspiración de los plebeyos contra la república. En este caso su éxito fue en detrimento de las clases populares, los plebeyos, defendiendo los intereses y poder establecido de las élites, los patricios. Nadie es perfecto. En cualquier caso, volvió a su terruño con la satisfacción del trabajo bien hecho. El plebeyo insurrecto había sido ejecutado y la conspiración desmantelada. Desde entonces el general romano Lucius Quinctius Cincinnatus, fue considerado como ejemplo de ciudadano virtuoso que todos los dictadores romanos posteriores deberían seguir.

¿Cómo conecta la historia de Roma con la cuidad de Ohio?

En  la Guerra de la Independencia de EE.UU. uno de los principios ideológicos esenciales de la rebelión de las colonias inglesas en Norteamérica contra la potencia colonial británica era el concepto de la igualdad entre todos los hombres, recogida en la famosa Declaración de Derechos de Virginia de 1776, redactada por Thomas Jefferson, cuyo artículo uno dice: «todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad, no pueden ser privados o postergados».

Este principio general chocaba frontalmente con la estructura  de la monarquía y la nobleza inglesa, en las que el nacimiento era un elemento claramente diferenciador. Sin embargo, ya desde los primeros años de existencia del país norteamericano, se extendió en algunos círculos una creencia (que dura hasta nuestros días), que si bien rechazaba la existencia de una aristocracia por nacimiento era y es firmemente partidaria de lo que se podría llamar una «aristocracia de méritos», una especie de distinción de aquellos ciudadanos que han tenido un éxito en su vida pública y privada y que forman una especie de élite.

Este principio fue adoptado en una fecha tan temprana en la historia estadounidense como 1783 por un grupo de oficiales norteamericanos que, por su participación en la guerra contra Inglaterra, se consideraban a sí mismos parte de esta aristocracia y que decidieron formar una asociación al estilo de las viejas órdenes de caballeros europeas como la Orden de la Jarretera inglesa. Cuando tuvieron que poner un nombre a su cofradía se acordaron de la historia del viejo romano que, como ellos, tomó las armas cuando la República lo necesitaba y que después, también como ellos, regresó a la vida civil. Considerándose a sí mismos herederos de Cincinnatus, decidieron tomar su nombre y constituyeron la Orden de los Cincinnati (plural de Cincinnatus en latín).

Cuando en 1790 el presidente de la Orden de los Cincinnati Arthur St. Clair fue designado gobernador del Territorio del Noroeste, decidió honrar a su cofradía y renombrar a una de las poblaciones que se encontraban bajo su dominio. Eligió la población de Losantville y la rebautizó con el nombre que hoy sigue llevando: Cincinnati, en el estado de Ohio. En ella se puede admirar una estatua del hombre que le dio nombre, que es la de la imagen que acompaña a esta entrada. Históricamente, la ciudad fue habitada por inmigrantes alemanes y sus descendientes, que conocían la ciudad con el nombre de Zinzinnati.​

Con el tiempo, la Orden de los Cincinnati desarrolló un papel importante en la historia de su país y a la misma han pertenecido varios presidentes de EE.UU.